sábado, 29 de julio de 2017

444. El río


Primeras horas de la mañana y un verano más asomándome a él. La enea lo tiene casi cubierto y le da un aspecto salvaje y descuidado. Lo atravieso por un pequeño puente, hago fotos, avanzo hasta encontrar la casa de mi abuela en la orilla de la que vengo. Está en alto, cuesta trabajo mirarla de frente porque el sol me da en la cara. Casi cubierta por árboles crecidos en años no distingo la ventana de la cocina por la que nos asomábamos para contemplar las crecidas del río en invierno. 

Continúo el paseo, compruebo el abandono, la despreocupación humana por la naturaleza, ésta se recupera si la dejan pero nuestro paso por ella es corto para comprobarlo.
Pienso en la intención: dar un paseo, pero el conflicto ha surgido sin evocarlo... No hay desenlace, el tiempo, ese gran escultor, como decía Marguerite Yourcenar lo mostrará.  

10 comentarios:

  1. ¿Y por qué todo ha de tener un desenlace? ¿No basta en ocasiones con el gusto de narrar, de describir una mera situación, de apresar lo poético del instante, la magia del recuerdo?
    Un texto muy sugerente, tocaya.
    Besos, muchos.

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  2. Estoy de acuerdo con tu tocaya. Más allá de la nostalgia, está la belleza del instante.

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  3. Eso digo yo, tocaya, me alegra estar de acuerdo y que te guste.
    Abrazos.

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  4. Indigo, más que nostalgia es crítica a la ceguera institucional.
    Me alegra que estemos de acuerdo las tres.
    Abrazos.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Y este triple cuatro de tu entrada
    ¿pudiera ser banqueta o taburete
    que a ti te sostuviera tu escribir
    para que no nos dejes, no abandones
    labores que tú tejes, y tus hijos
    que cambien este mundo, que lo cambien,
    costura a costura y canción...?

    Saludos, Isabel.
    enricbatiste@gmail.com
    644498713

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  7. Qué buen recorrido haces, enric.
    Muchas gracias, tú siempre tan amable.
    Te deseo un agosto fresquito que es lo que escasea por ahora.

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  8. un recorrido hacia el pasado....
    hacia los lugares de la infancia...
    y la abuela,

    Besos

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  9. Muy bonito. Nostálgico también. Y, sí, obligación de denunciar. Pero tristemente, se quedará sólo en tu pataleo dialéctico. Besito.

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  10. Pues sí, esto es el cuento de nunca acabar, pero por mí que no decaiga.

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