Divisé el barrio y me adentré en sus calles estrechas. Allí estaban los patios más hermosos. Sus puertas eran encajes de hierro que los dividían del zaguán. Entré en uno y encendí la cámara. Ella no se inmutó. Una mujer joven permanecía de pie observando la calle desde el interior. Oprimía los barrotes de la reja con sus manos; éstos rodeados por sus dedos en un abrazo la sostenían. Su cuerpo en forma de ese, desmadejado, mostraba un cansancio de horas. Encajé el trípode a la cámara y lo coloqué detrás de la puerta de entrada. En la penumbra yo era sólo un objetivo que la vigilaba; observé su rostro, no había expresión en él. De vez en cuando cambiaba la postura y se dejaba caer.
No sé cuánto tiempo transcurrió, yo la contemplaba mientras ella, sin importarle mi presencia, seguía mirando fijamente la entrada.
La puerta de la calle chilló al abrirse y me sobresalté, pero no me volví para ver quien entraba porque la mujer pareció cobrar vida y se irguió. Un hombre apuesto pasó a mi lado sin reparar en mí, introdujo una llave grande en la cerradura de la reja y ésta emitió un lamento. Se acercó a la mujer, rompió su abrazo y colocó unas esposas en las delgadas muñecas de ella que parecía comérselo con los ojos. Él intentó besarla como intenta la cobra morder a su víctima, pero no le dio tiempo. Toda la dejadez de ella se volvió destreza y en un abrir y cerrar de ojos se desprendió de los grilletes, enganchó uno a la reja y otro al tobillo de él que se dejó hacer como si de un juego se tratara.
Justo en ese momento, se escuchó una potente voz en la parte alta del patio interior: corten. Buena toma, gracias a todos.
Qué bueno, salté de una realidad a otra. Genial. Un buen relato para esta hora de la tarde.
ResponderEliminarun abracito
¡Jo, qué sorprendente final!
ResponderEliminarVoy a leerlo otra vez.
Antes, te mando besos.
ostras, no me esperaba este final.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato. Es como un buen encaje.
Gracias por pasar por mi blog. Espero que haya oportunidad de conocernos.
Un abrazo muy grande
Genial, dejas a la imaginación volar, volar y volar hasta el final
ResponderEliminar¡Felicidades!
Ja, ja, isabel. Me devanaba yo los sesos mientras leía pensando en lo extraña que era esa escena y lo que significaría... ¡ficción! Besitos, guapa.
ResponderEliminarComo 'de oca a oca' y tiro porque me toca. Curioso relato y más sorprendente final.
ResponderEliminarTe sigo. Este 'costurero' es suficientemente amplio como para caber holgadamente en él. ¿Me permites entrar?
Un abrazo PiliMPilar
Me parece francamente muy bien escrito. Pero si me permites ser sincero, lo que menos el final... Hasta ese final es sinceramente muy bueno. Plástico, novelesco (en el sentido de altamente narrativo), misterioso...
ResponderEliminarMe encantó.
ResponderEliminarBuena trama, muy bien narrada, que me mantuvo en vilo hasta llegar a un final totalmente inesperado.
Muy buenas puntadas.
¡Este hilván te salió bordado!.
Un abrazo, Isabel.
¡Me has tenido en vilo, muchacha!! Muy bueno. Besos
ResponderEliminarMe ha encantado el final!!!!
ResponderEliminarFelicidades!!!
Sorprendente!
ResponderEliminarLograste captar ese final tras las rejas...
Besos, Isabel.
Me ha encantado, Isabel, tan pausado al principio, recreándose en los detalles , describiendo todos los detalles como lo hace una cámara y, ¡zas!, el final sorprende y te despierta la carcajada.
ResponderEliminarMuy bueno, tocaya, con uno de esos finales abruptos que tan bien le van a los relatos cortos.
Mi enhorabuena y un abrazo muy fuerte.
Es emocionante como has captado tú y la cámara esa escena que pudiendo ser una cosa, es otra muy diferente...
ResponderEliminarDetras de las rejas, detrás de cada apariencia siempre hay algo distinto a lo que se espera...
Besicos.
Cada día te sale mejor el bordado, Isabel.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Tus finales son perfectos!
ResponderEliminarY la foto me encanta.
Un beso.
Muy bueno, La foto es preciosa. Me gusta lo de encaje de hierro, enriquece mucho el texto.
ResponderEliminarSaludos
Me ha encantado este relato-guión, la puesta en escena estupenda y sobre todo el inesperado final. Felicidades. Besitos. Ave peregrina.
ResponderEliminarUna muy buena escena para una película de acción y suspenso.
ResponderEliminarBesos
Empiezas narrando, observando, te paras con el trípode, disparas, justo antes de que la imginación del lector desemboque en algo que parece, pero no es. Me ha gustado mucho,, ese suspense, esas preguntas que los lectores se hacen cuando el escritor sabe confundirlos. Me gusto mucho.
ResponderEliminarQUÉ BUENO,ISA, ME HA ENCNTADO. UN BESAZO DE LA UVA
ResponderEliminarcasi sin respirar...uff...ahora tomo aire, agua...y te felicito
ResponderEliminarFíjate que yo creía que te habías introducido en un sueño pero finalmente sólo era una película...
ResponderEliminarIsabel gracias por tus felicitaciones. Espero que tengas la oportunidad de leer el libro.
ResponderEliminarun abrazo
Muchas gracias por tu visita y por tu comentario, Isabel.
ResponderEliminarAbrazos.
Regreso a la costura de tu costurero.
ResponderEliminarY ya, confiada sin dedal, sin agujas, sin tijeras. Solo con unas hebras de hilván, transformadas en palabras.
Gracias por tu comentario.
Qué negra esta novela que has fimado...
ResponderEliminarOtro beso en las letras con que escribes
Qué negra esta novela que has fimado...
ResponderEliminarOtro beso en las letras con que escribes
Marce, me gusta lo que dices de saltar de una realidad a otra, aunque yo no me planteara hacerlo.
ResponderEliminarGracias y besos.
virgi, sorprendente peo creo que no muy bueno, tenía otro pero era muy rebuscado y tristón y me sali por la tangente. Más besos para ti.
Elena, que tú me digas que te gusta, para mí es un subidón.
Gracias y un fuerte abrazo.
Aquí, si has volado me doy por satisfecha. ¡Qué bien!
Gracias y besos.
Isabel, sé que es extraño y el final no me convencía, lo cambié y tampoco, pero estaba cansada del relato y decidí dejarlo estar.
Ahora he suprimido parte.
Muchos besos.
PiliMª, puedes entrar siempre que gustes, yo agradecida.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti.
Eastriver, agradezco mucho tu apreciación, hay veces que el final se pone difícil y zanjo la cuestión demasiado pronto.
Gracias, porque echo de menos en el blog alguna que otra crítica constructiva como la tuya.
Gracias, Juglar, eres muy amable.
Otro abrazo para ti.
Elvira, en vilo, qué bien, al menos algo de lo que pretendía ha salido.
Gracias y besos.
Marta, me alegro de que te guste.
Besos.
Zarzamora, más que el final, lo que sí capté es a la mujer. Este pequeño relato surgió de la expresión de una mujer real detrás de una reja en el barrio de Santa Cruz. Yo pasaba por allí, la vi y esa imagen se me quedó grabada. Más besos para ti.
ResponderEliminarIsabel, demasiado abrupto diría yo, pero si te despierta hilaridad me doy por satisfecha.
Gracias y besos.
Cabopá, tienes razón, la mayoría de las veces las cosas no son lo que parecen.
Besos.
Freia, depende del hilo, a veces se hace un nudo y...
Gracias y un fuerte abrazo.
Sue, gracias, me animas.
Besos.
Ladelmedio, sí, la reja responde al encaje.
ResponderEliminarBesos
emege, felicidades a ti en este día.
Me alegra que te haya gustado.
Besos.
Myriam, gracias y besos.
R, gracias por tus observaciones y por pasar por aquí.
Besos.
Uva, gracias y un fuerte abrazo.
Saltar, es denso, lo reconozco.
Gracias y besos.
Miguel, no me gusta escribir sobre un sueño a menos que el lector sepa desde el principio que lo es.
ResponderEliminarEn realidad lo que pretendía es más humilde: una escena y de verdad te digo que no creo haberla conseguido.
Elena, estaré al tanto, eso seguro. Otro abrazo.
Raul, igual te digo. Abrazos.
Enric, negra y enrevesada como la reja.
Besos.
En el corazón —guarida del poema—
ResponderEliminarperduran todos los rastros del tiempo,
lo que se ha ganado
y lo que sigue perdido.