"Llegarás muy alto", era la frase preferida de su padre. Y Ernestito, enclenque e inseguro, subió.
Y, para ello, mintió, trepó y robó. Y llegó; fue entonces, cuando al dar un traspié, ¡uy!
Y bajó, bajó, bajó...

A mi amiga, Elisa I. Mellado, que me regaló las tres fotos.